sábado, 2 de abril de 2011

NUNCA MAS...

Tus letras como escarpias en mi sarcófago,
 se tienden ahora enmohecidas en el olvido, 
y los anfitriones avaros del tiempo prejuzgan todo lo perdido. 
Ansío mi espada bañada en la sangre de tus venas, 
para saciar mi sed de toda la venganza acumulada. 

Mi luz boreal solía brillar, sin  embargo la enlutaste, 
solo espero que tu cuerpo caiga en la fosa, 
y como antiguo metal utilizarte de garfio. 
El peso de tus errores recaerá sobre ti, 
yo me encargare de que llegue tu fin, 
¡Tu sangre salpicara hasta el abismo sin misericordia alguna! 

Como instrumentos que trozan los ciclos,
 el destino te hace un guiño con su ojo mortecino
y te condena al peñasco donde te veré yacer. 
La fría lluvia erosiona tu epitafio, 
desgarrante como una afilada cuchilla, 
que graba en la roca estas palabras hermosas: 
“Aquí yace el sujeto que extinguió la vida de una estrella”. 

En ovación mi existencia aplaude tu final, 
como si se tratase de una gran función de teatro.

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